Estos terrícolas son unos auténticos masocas
- No, excelencia, a pesar de lo que dice Gorogol, los terrícolas no son
tontos. Lo que Gorogol toma por estupidez en realidad es masoquismo asociado a
un cierto grado de tolerancia de la injusticia, que tiene su origen en la
arrogancia, que a su vez se deriva de la inseguridad.
- Más despacio, muchacho, que pierdo el hilo. Te enviamos al planeta Tierra a
estudiar comunicación planetaria, y vuelves soltándonos una retahíla de nociones
morales y psicológicas que no tienen nada que ver con el tema.
- Lo siento, Excelencia. La estupidez es ciertamente la primera hipótesis que
te viene a la mente cuando ves cómo los terrícolas organizan la comunicación
internacional. Mire este mapa. Todas estas manchas de diferentes colores son
países, cada uno con su propio gobierno. Aquí están los Estados Unidos. Éste se
llama India; éste, Angola; este otro Italia..., hay muchos. Ahora bien, puesto
que todos ellos han alcanzado un alto nivel de civilización, obviamente tienen
que discutir muchos asuntos que conciernen a todo el planeta. ¿Qué cree que
hacen?
- Envían a sus representantes por el procedimiento más sencillo a un lugar
conveniente para todos donde puedan reunirse y discutir.
- Exactamente. Eso es lo que hacen, físicamente. Pero no mentalmente. Muchos
de ellos estudian idiomas en el colegio durante años y años, pero cuando se
reúnen en esas organizaciones como las que ellos llaman Naciones Unidas, o
instituciones parecidas, digamos, la Organización Internacional de Aviación
Civil, no tienen ninguna lengua común. Por eso se quedan mirándose unos a otros,
incapaces de dialogar. Para comunicarse entre sí necesitan de una costosa y
voluminosa maquinaria, además de una amplia plantilla de intérpretes altamente
cualificados.
- Gorogol tenía razón: son estúpidos.
- No, Excelencia. Si lo fueran, no habrían resuelto el problema de la
comunicación material. Lo que son es masoquistas. Mire esta pequeña península de
aquí. Es lo que ellos llaman Europa. pues bien, allí, hasta el más modesto
fabricante de quesos debe traducir las etiquetas de sus envases a media docena
de idiomas. Eso es muy costoso y lo pagan los consumidores. Y tienen un amplio
espectro de organizaciones internacionales que gastan fortunas en traducción e
interpretación. Los gobiernos toman el dinero del bolsillo de los contribuyentes
sin el más mínimo remordimiento.
- ¡Eso es una auténtica perversión!
- ¡Pero los contribuyentes permiten alegremente que su dinero se utilice para
tales propósitos! No son menos pervertidos, aunque de otra manera: mientras los
gobiernos son sádicos, ellos son masoquistas.
- ¿Es ése el único medio que tienen de comunicarse superando las barreras
lingüísticas?
- No, Excelencia. Este sistema se restringe cada vez más a reuniones
formales. En la vida diaria se defienden usando un idioma común.
- ¿Por qué no dijiste eso al principio? Si usan un idioma común no son más
estúpidos o masoquistas que nosotros.
- Sí, lo son. En nuestra parte de la galaxia se usa un idioma común que es
completamente neutral y fácil para todo el mundo. No es la lengua de un pueblo
dado, o de un planeta dado, para que podamos comunicarnos en pie de igualdad y
no necesitemos mucho esfuerzo para dominar los sistemas de comunicación. Diez
minutos al día durante un año en la escuela elemental y algo de práctica después
es todo lo que nos lleva.
- ¿No es eso lo que hacen los terrícolas?
- No. Para comunicarse han elegido una lengua que se destaca de las demás
porque tiene muy poco en común con cualquiera de ellas. Mire otra vez el mapa.
Esto es Europa continental; esto, Latinoamérica; esto es África; esto,
Indonesia. Juntos representan muchos millones de personas, probablemente más de
mil. Pues bien, en todo este vasto territorio tienen una letra que se escribe
así: "a" o "A". Todos esos millones de personas la pronuncian
del mismo modo, incluso aunque tengan alfabetos distintos, como los griegos o
los rusos. Y la lengua de estos últimos se usa en este amplio territorio de
Asia, al norte de estas montañas. Pero en la lengua que han adoptado para
comunicarse, que ellos llaman "inglés" porque nació en esta pequeña isla de
aquí, Inglaterra, la misma letra rara vez se utiliza con su valor prácticamente
universal. Representa una gama completa de diferentes sonidos. Mire estas
palabras y escuche cómo pronuncio la "a" en ellas: bad /bæd/,
all /o:l/, father /fa:dË/,
courage /kvridz/, face /feis/.
- ¡Sorprendente! ¡Qué idea más rara, usar la misma letra para sonidos tan
distintos!
- Pero es aún más incomprensible en el ámbito internacional. Todas las
personas que han aprendido a leer y escribir en una lengua bantú, como el
swahili; o en una latina, como el español; o en una eslava, como el checo; o en
una germánica, como el holandés, la pronuncian de la misma manera. Incluso en
China (esta mancha grande del mapa), donde antes de aprender su propio sistema
de escritura, los niños aprenden primero a escribir con el alfabeto latino,
también pronuncian esta letra de la misma forma (igual que sus vecinos los
japoneses) cuando escriben sus nombres para los extranjeros. Los anglohablantes,
como se les llama, son los únicos que tienen esta extraña manera de pronunciar
las letras del alfabeto que usan. Esta otra letra, por ejemplo: "I",
"i" se pronuncia igual en todo el planeta, incluyendo las transcripciones
del hebreo, árabe, chino y japonés, pero los anglohablantes le dan diferentes
valores: compare bite /bait/ con bit
/bit/.
- Entonces, ¿me estás diciendo que hay una práctica unanimidad en todo el
planeta, pero que usan para comunicarse unos con otros justamente la lengua que
funciona de manera más complicada e irracional? ¿Que han elegido la excepción en
lugar de la norma?
- Sí, Excelencia. ¿No es eso un buen ejemplo de masoquismo? Puesto que el
sistema que han adoptado es mucho más complicado de lo necesario, impide una
comunicación sin problemas para la mayoría de la gente. Además no es justo. En
lo que a lenguas se refiere, un anglohablante no tiene que aprender nada para
comunicarse mediante este sistema, mientras que muchas personas tienen que
dedicar muchas horas a la semana durante muchos años para adquirir el sistema
común de comunicación, sin conseguir nunca el nivel de un anglohablante. Sólo he
hablado de la escritura y la pronunciación, pero la lengua está repleta de
problemas similares. Por ejemplo, la mayoría de las lenguas tienen sólo una
palabra para expresar conceptos como "libertad", "leer", "inevitable",
"comprar", "fraternal". Pero uno no domina el inglés, al menos el inglés escrito
que es tan importante en cualquier contrato, en cualquier asunto científico o
comercial, si no ha aprendido las palabras paralelas freedom / liberty, read
/ peruse, unavoidable / inevitable, buy / purchase, fraternal / brotherly.
Por eso las personas que no son anglohablantes, o que son anglohablantes de
segunda clase, tienen que aprender por duplicado el vocabulario que sería
necesario para comunicarse en otras lenguas. Además, prácticamente en todo el
mundo, las palabras se derivan unas de otras de forma que favorecen la memoria,
por ejemplo "dentista" se deriva de "diente": francés dent >
dentiste, japonés ha > ha-isha, alemán zahn >
zahnarzt, indonesio gigi > doktor gigi. Como en otros muchos
aspectos, el inglés es una excepción. Hay que aprender tooth [diente] y
su plural, que es teeth en lugar de tooths, y además esto no
se puede utilizar para recordar cómo denominar a la persona que se ocupa de los
dientes. Dentist [dentista] tiene un origen completamente distinto.
- ¡Sí que es una lengua rara!
- Eso no es todo. Por increíble que parezca hay muchas expresiones formadas a
partir de un verbo y una pequeña palabra, cuyos significados no se pueden
deducir de sus partes componentes. Por ejemplo, puedes haber aprendido lo que
significan make y up, pero eso no te ayudará a deducir el
significado de make up. Entre otras cosas porque tiene varios, desde
"compensar" a "preparar" pasando por otros muchos, como lo ejemplifica este
diálogo entre dos personajes de una de las novelas de P.G. Wodehouse:
- He's made up his mind to stay in. [Ha decidido quedarse en
casa]. - Well, I've made up my face to go out. [Bueno, yo me he maquillado
para salir].
Por eso se precisa mucho tiempo para llegar a dominar esta lengua. Un coreano
o un chino que quieran ser capaces de utilizar el inglés a un buen nivel
intelectual, por ejemplo para negociar un contrato o para tomar parte en una
discusión en un campo técnico o científico, tienen que dedicar al menos 8.000
horas para su adquisición. A una media de 40 horas a la semana, esto significa
200 semanas, o al menos cuatro años a tiempo completo, sin
descanso. Padres de todo el mundo ven cómo sus hijos pasan cientos de horas en
el colegio estudiando este idioma sin alcanzar el nivel de competencia necesario
para que les pueda ser útil. No resulta sorprendente que miles de viajeros
tengan que afanarse en situaciones enojosas provocadas por malentendidos, porque
la mayoría de los hablantes de inglés no nativos no son capaces de usar el
inglés adecuadamente. ¡Y cuántas veces los contactos entre las personas se
quedan en un nivel infrahumano! Pero nadie se queja. Los terrícolas han elegido
gastar fortunas en este sistema, vivir con molestias e injusticias, aunque nada
les obligue. ¿No es eso masoquismo?
- Espera un momento, hijo, no tan deprisa. Primero explícame por qué el
planeta Tierra no ha creado una lengua para la comunicación interétnica cuando
el resto de la galaxia lo ha hecho.
- ¡Pero, Excelencia, si las cosas se han desarrollado entre ellos exactamente
de la misma manera que entre nosotros!
- ¿De qué manera? ¿Quieres decir que también tienen una lengua internacional
genuina? ¿Por qué no la usan entonces?
- Ahí está la cosa. La creatividad lingüística de los terrícolas es tan
grande como la nuestra y varios autores han publicado esbozos de lenguas
interétnicas. Muchas de ellas, como entre nosotros, no funcionaron y pronto
cayeron en el olvido. Pero un día apareció un proyecto muy modesto, llamado por
su autor "Lengua Internacional", que lo publicó, por razones ligadas a la
situación política y social, bajo el pseudónimo de Dr. Esperanto. Este proyecto,
aunque no convenció a la élite, fue adoptado por personas de muy diferente
origen lingüístico como sistema de comunicación internacional. Poco a poco, la
lengua se extendió por todo el planeta y llegó a toda clase de gentes. Se fue
haciendo más rico y flexible conforme se utilizaba y también mediante las obras
de los mejores escritores.
- Entonces, las cosas han ido básicamente igual que entre nosotros, ¿no?
- Sí. Hubo una especie de competición entre candidatos rivales que pusieron
de manifiesto sus marcadas diferencias de capacidad y dinamismo. Claramente una
lengua emergió de todo este proceso de selección natural, la que el público
llamó esperanto. La vida la transformó en una lengua viva, con sus canciones, su
humor, su literatura...
- Hijo, no lo entiendo. ¿Por qué los terrícolas no se valen de esta lengua
para resolver sus problemas de comunicación?
- Por estupidez, según Gorogol. Por masoquismo, según yo. Como media, diez
meses de esperanto proporcionan una capacidad de comunicación equivalente al
nivel que se alcanza después de diez años de inglés, si se basa el cálculo en el
mismo número de horas a la semana. Si el factor masoquismo no interviniera, la
gente exigiría a sus gobiernos la enseñanza del esperanto durante un año en
todas las escuelas, después del cual los estudiantes podrían seguir estudiando
éste u otro idioma adicional de su elección por razones culturales, si les
interesase. Este sistema eliminaría todos los problemas de comunicación
lingüística sin aportar el más mínimo inconveniente.
- Empiezo a entender por qué hablas de masoquismo. Pero, ¿no te he oído decir
algo sobre la arrogancia hace un momento?
- Sí, efectivamente. Este masoquismo sólo puede mantenerse mientras todo el
mundo dé por supuesto que la solución de una lengua internacional no existe o
que no funciona. Y esto, esto procede de la idea exagerada que las personas
tienen de su propia competencia.
- Explícate.
- En el curso de mis investigaciones, he preguntado a un gran número de
terrícolas. En muchos casos, al mencionar la palabra esperanto, era recibido con
ironía y sonrisas de superioridad. No siempre. Algunas personas estaban
realmente interesadas y dispuestas a aceptar la idea: no permitían que les
cegara la arrogancia. Pero muchas otras, especialmente en Europa, la primera
reacción que tenían era de desprecio. Y ese desprecio procede de la propia
certeza de saber todo lo que hay que saber: una especie de gran presunción cuyo
origen está en juzgar obstinadamente sin estudiar los hechos.
- ¿Estás diciendo que rechazan el esperanto sin saber nada de él?
- Eso es. Tan pronto como empiezas a preguntarles sobre el tema, se hace
evidente que no tienen ni la más remota idea de lo que es el esperanto. La
mayoría simplemente no sabe que hay gente que lo utiliza para comunicarse con
extranjeros, que hay niños que lo hablan, que ha sido adoptado por poetas de
gran mérito, que se utiliza regularmente en emisoras de radio, o que muchas
personas lo utilizan habitualmente en su correspondencia electrónica. Le
atribuyen defectos inexistentes y no tienen noción de sus verdaderos límites.
Pero eso no les ocurriría si antes de emitir un juicio observasen los hechos.
- ¡Increíble!
- Pero cierto. Mire esto. Es uno de sus periódicos, USA Today. Este
artículo da alguna información positiva sobre el esperanto, aunque el énfasis
que pone en ciertos aspectos no lingüísticos de alguna manera distorsiona la
imagen. Parte del artículo cita a un tal Robert Trammel del Departamento de
Lenguas y Lingüística de la Universidad Atlántica de Florida en Boca Ratón: "La
razón por la que no ha cuajado es porque siempre es algo que el hablante tiene
que aprender además de su lengua materna, es algo extra".
- Bueno, si es una lengua común para la comunicación internacional, ¿cómo se
podría usar sin haberla aprendido antes, además de la lengua materna? ¡Eso es
una absoluta estupidez!
- Sí, pero esa estupidez es consecuencia de la arrogancia. Sólo porque enseña
en un departamento universitario de lenguas y lingüística ya cree que puede
decir cualquier cosa sobre una lengua sin conocer previamente los hechos. En
este caso, este señor no ha captado la idea en absoluto, pero sólo aquellos que
saben de qué va el tema se dan cuenta. La mayoría sólo recordarán que un
especialista en lenguas rechaza el esperanto, que éste no es cosa seria. Otra
frase de la misma persona: "Es esencialmente una lengua indoeuropea", demuestra
que se permite a sí mismo juzgar sin proceder previamente a un análisis
lingüístico aplicando los criterios normalmente utilizados para clasificar una
lengua. De hecho, el esperanto consiste en elementos invariables (los lingüistas
los llaman morfemas), que se pueden combinar sin limitaciones. El hecho
de que "mi" se derive de "yo" (mi > mia), y "primero" de "uno" (unu >
unua), es algo que se puede encontrar en lenguas como el chino y no en una
indoeuropea...
- Por favor, no seas tan minucioso, que yo no tengo ni idea de lingüística.
Pero creo que tienes razón. Este señor habla de algo de lo que no sabe nada. Eso
está mal. Si se imagina que porque sabe mucho de otras lenguas puede hablar de
cualquiera con la que no esté familiarizado, es ciertamente arrogante. Pero, ¿es
éste un caso típico?
- Lo es, Excelencia.
- Si lo es, parece que la gente de por allá no sitúa el problema en un
contexto lo suficientemente amplio.
- Es verdad. Hay un montón de factores de todo tipo implicados en la
comunicación lingüística internacional: políticos, económicos, sociales,
psicológicos, educativos, culturales, lingüísticos, fonéticos..., que exigen un
análisis detallado y una profunda reflexión. Pero hasta el terrícola más humilde
cree que puede solucionar el problema en unos segundos, y la expresión de
superioridad que se refleja en su rostro no es otra cosa que arrogancia.
- Eres joven, muchacho, y me pregunto si no hay una cierta falta de
tolerancia en tus juicios sobre los terrícolas. ¿No estás siendo tú, quizás, un
poco arrogante? ¿Estás seguro de que no estás simplificando demasiado un
problema extremadamente complicado?
- Estooo..., es decir, Excelencia, yo....eh...
- En lugar de tartamudear harías bien en decirme a qué atribuyes esa
arrogancia de la que hablabas hace un momento.
- Ya se lo he dicho, Excelencia: su arrogancia es fruto de su
inseguridad.
- ¿Por qué de su inseguridad?
- Muchos terrícolas no aceptan fácilmente sus debilidades, sus pequeñeces, en
resumen, su condición demasiado humana. Viven en un ambiente de inseguridad
constante, conscientes de algunos de sus defectos, reprimiendo otros. Para
muchos esto tiene una consecuencia inmediata: niegan la existencia del problema.
Uno se siente mucho más seguro cuando ha solucionado un problema que cuando aún
se tiene que enfrentar a él, ¿no? Por eso, para tranquilizarse, los terrícolas
se valen de toda clase de mitos.
- ¿Qué mitos?
- Tienen muchos. Por ejemplo, que el sistema de traducción funciona bien, o
que puedes desenvolverte con el inglés en cualquier lugar del mundo, o que
puedes aprender una lengua étnica en tres meses (es la propaganda que hacen en
los anuncios) o durante tu estancia en el colegio. Tan pronto como abordas el
problema para comprobar los hechos sin ideas preconcebidas, te das cuenta de que
esas aseveraciones no se sostienen o necesitan ser seriamente matizadas. Hay
muchos mitos sobre el esperanto. La primera reacción de muchos terrícolas cuando
lo mencionas es creer que, por defincición, tiene que ser inferior a las lenguas
étnicas, por ejemplo en su capacidad de expresión emocional, poética o
intelectual. Pero si lo estudias, encuentras que no es inferior a ellas en esos
aspectos. En muchos es, si acaso, superior.
- Muchacho, tengo la impresión de que a ti te gusta este idioma
internacional, este esperanto, y me pregunto si estás siendo realmente objetivo.
¿No tenderás, como Gorogol, a mirar a los terrícolas desde una posición de
superioridad? A lo mejor el esperanto también tiene defectos que no has tomado
en consideración.
- Por supuesto, Excelencia. El esperanto no es perfecto, pero entre personas
que hablan lenguas distintas es mucho mejor que el inglés o la interpretación
simultánea. Ningún idioma puede expresarlo todo. Esta o aquella expresión en
francés tiene un gusto especial que no se puede traducir ni en esperanto, ni en
inglés, ni en alemán. Pero lo contrario es igualmente cierto: este o aquel
juicio, esa frase picante en esperanto, no tienen equivalente en ninguna lengua
étnica. El esperanto no es un código. Es una lengua completamente desarrollada,
con un alma, un semblante, una personalidad. Pero los terrícolas no quieren
verlo. Y aún más, ¿cómo se puede hacer un juicio serio de una realidad que no se
conoce, o ser justo con algo de lo que sólo se tiene un conocimiento
superficial?
- Si los terrícolas no son tontos, como tú dices, eso lo entenderán
perfectamente.
- No, Excelencia, porque evitan cuidadosamente afrontar los hechos, de forma
que puedan, como buenos masoquistas, disfrutar de las dificultades. Entre
nosotros cuando una gran empresa (llamémosla "A") se da cuenta de que una
pequeña empresa ("B") ha encontrado una solución completamente satisfactoria y
económica para algunos problemas inoportunos que le cuestan a la empresa "A" un
dineral en inadecuadas soluciones paliativas, la empresa "A" enseguida va a ver
qué hace la empresa "B", para aplicar la misma fórmula.
- ¿Y los terrícolas no hacen eso? No puedo creerlo.
- No. No lo hacen en el terreno lingüístico. En su planeta hay organizaciones
como las llamadas "Naciones Unidas" o "Unión Europea" que gastan al año millones
de euros tratando de superar las barreras lingüísticas con sistemas cuya
relación coste-efectividad es pésima. También hay organizaciones como la
Asociación Internacional de Esperanto, donde las personas que participan en
actividades, conferencias o realizan trabajos administrativos tienen diversos
orígenes lingüísticos pero se comunican directamente y sobre una base de
igualdad sin dedicar ni un céntimo a la interpretación de un discurso o a la
traducción de un documento.
- ¿Y dices que esas organizaciones, las Naciones Unidas, la Unión Europea...,
nunca han estudiado cómo tiene lugar la comunicación lingüística en las otras
asociaciones? ¡No es posible!
- No sólo no lo han estudiado, sino que además nunca se les ha ocurrido que
hubiera algo que estudiar. Se trata de un rechazo sistemático y a priori. Y ni
siquiera tienen conciencia de culpabilidad. Curioso, ¿verdad?
- Sí, ciertamente. Me ha costado mucho admitir su masoquismo, pero me es aún
más difícil entender su falta de curiosidad.
- Pues a mí, Excelencia, lo que me sorprende es su falta del sentido de la
responsabilidad. Ese dinero tan alegremente gastado procede del grueso de la
población. ¡Se podrían hacer tantas cosas útiles con esas sumas astronómicas
dedicadas a Babel!
- Tienes razón. Estoy tentado de condenarlos sin más contemplaciones, pero ya
sabes que me dejo llevar fácilmente por la misericordia. Dime algo que atenúe mi
indignación y me permita mirarlos compasivamente.
- Muy amable de su parte, Excelencia. Sólo puedo decir esto: su excusa es la
inconsciencia. Para ellos es obvio que el esperanto no es algo serio, ¿por qué
estudiarlo entonces? Esto me recuerda lo que le dijeron a otro terrícola que
puso en duda las convicciones entonces establecidas: "Es evidente que la Tierra
es plana. Si vas a las Indias por el oeste, te caerás en el abismo."
- Parece extraño. Entre nosotros tan pronto como alguien hubiera expuesto una
idea como ésa, la hubiéramos verificado.
- Cierto, pero los terrícolas viven en el temor. Cuando tienes miedo te
aferras a cualquier cosa, a tus privilegios, tus convicciones, tus muletas. Para
enfrentarte a la verdad tienes que renunciar a la idea de que ya sabes todo lo
que hay que saber. Renunciar a esta idea implica abandonar la muleta de la
condescendencia ("yo sé que eso es ridículo") para verte a ti mismo en la
desnudez de tu ignorancia ("sólo repito lo que oigo, o digo lo primero que me
viene a la mente, pero, en realidad, no sé nada de ese tema"). Corres el riesgo
de descubrir que la realidad es distinta de la que tú imaginabas. ¿Y cómo puedes
arriesgarte a abandonar tus muletas cuando en lo más profundo de ti mismo te
sientes pequeño y débil, si no tienes la certeza poder mantenerte en pie? Hay
algo conmovedor en esa inseguridad esencial de los habitantes humanos del
planeta Tierra.
- ¡Pobres terrícolas! El problema de la comunicación planetaria no se puede
solucionar fácilmente en esas condiciones.
- No, no se puede. Lo siento, Excelencia, pero no veo qué podríamos hacer. He
hablado a grandes rasgos, encontrará más detalles en mi informe escrito. Lo que
no hay que olvidar es que la inseguridad psicológica conduce a los terrícolas a
la presunción, y la presunción los ciega y no les permite ver la solución obvia,
por ello se ven abocados a toda clase de dificultades, improvisaciones caras y
complicadas, en resumen, a un absurdo sistema en el que la gente acepta la
discriminación y la injusticia con resignación, haciendo constantemente
esfuerzos desproporcionados para los resultados que obtienen. ¿Le he convencido,
Excelencia? ¿Está de acuerdo conmigo en que la tesis de Gorogol es insostenible
y que el problema no es la estupidez, sino una concatenación de elementos entre
los que predomina el masoquismo?
- Sin duda alguna, hijo mío, sin duda alguna. Pero francamente, ¿no estás de
acuerdo conmigo en que hay que ser muy estúpido para ser tan masoquista?
Tradujo del inglés · Elangligis:
Ana MANERO, 2002 03
http://www.esperanto-es.net/artikolo/masoquistas.php |